Presentación...

Bajo el título "periodistasinvestigación", este blog quiere representar una mirada crítica del poder e impulsar la regeneración ética en los medios de comunicación, para que haya una auténtica libertad de expresión.


I am nothing if not critical

viernes, 10 de julio de 2015

TELEMADRID O COMO SUPERAR LA PURGA IDEOLÓGICA.

En el 2013 el Gobierno regional de Ignacio González con la aquiescencia del PP madrileño de Esperanza Aguirre aplicaba un ERE en Telemadrid, por el que 829 trabajadores fueron expulsados de sus empleos ganados en oposición. Era el resultado a primera vista de una legislación laboral que hoy se cuestiona ampliamente. Pero por encima de todo suponía una masiva purga ideológica, ya que el excedente laboral  lo era por querer aplicar como único fundamento la libertad de expresión.  La piedra de toque, la reivindicación de un Consejo profesional de redacción, que debería ser un interés de toda la sociedad civil madrileña, y no solo de los trabajadores de la televisión pública.
El pacto del PP y Ciudadanos persigue la despolitización, la profesionalización, así como la elección del Consejo de administración y el Director general  por mayorías cualificadas. Con una “carta básica” similar a la de la BBC británica que garantice el pluralismo. Pero cómo se puede garantizar el pluralismo sobre las cenizas del incendio del pluralismo que supuso el ERE. Sería cerrar en falso el proceso de “aggiornamento” no resolver antes ese problema que interesa a la democracia. Porque el modelo de solución en Telemadrid se exportará y se analizará para otras televisiones públicas. Recordemos que por ejemplo el PSOE  inscribía el ejercicio de los derechos profesionales en TVE como algo que interesaba a la lucha por las libertades.
Dicho lo cual, se entiende que el pluralismo no es troceable, ni variable en un medio de comunicación público. Que la gestión por parte de mayorías parlamentarias cambiantes en el tiempo no debe afectar al desarrollo y manifestación de la libertad de expresión.  Ese momento si es el que hay que perseguir, el momento BBC, donde los profesionales de Telemadrid no se sientan intimidados o espoleados a autocensurarse en función del gusto del Gobierno de turno.
Por eso no se entiende que algunos busquen pasar del modelo BBC al modelo ABC. Y no nos referimos a la neoyorquina American Broadcasting Company, sino al diario conservador madrileño que habla de cambiar la ley de Telemadrid tras el pacto citado del PP y CIUDADANOS, con el objetivo, dice, de evitar que la Televisión pública caiga en manos de la izquierda. Esa visualización del acuerdo de gobierno en términos partidista, frentista podríamos decir incluso, radical, empleando el concepto mediático tan en boga últimamente, no solo refleja el ideario del periódico, lo que podría no importarnos nada, sino que conlleva que la libertad del ejercio profesional en Telemadrid con el único horizonte de la defensa del pruralismo, sea una quimera.
Estaríamos hablando de un gran fracaso, de una ocasión perdida.
Y que conste que eso no debería ser óbice para analizar por qué también se fracasó internamente por parte de un Comité de empresa que buscó la confrontación política con Esperanza Aguirre casi como único argumento de legitimación, en vez de buscar alternativas profesionales que salvaguardasen los principios, incluyendo la rentabilidad de la cadena. La responsabilidad no queda ahí, Telemadrid, a veces fue el trasunto de Cajamadrid. El mismo Moral Santín que se encaramaba a la vicepresidencia de la Caja, era el portavoz de Izquierda Unida en la televisión junto al jefe de prensa de CC.OO. Y fue durante la presidencia de Izquierda Unida en el ente público, cuando se suprimió el consejo asesor de Telemadrid, un órgano de participación de la sociedad civil. La amistad de Moral Santín e Ignacio González era tal, que el portavoz de IU apoyó al dirigente popular para que fuese a Cajamadrid a presidirla, y se hacían reuniones de consejeros de la Caja en la televisión. Lógicamente de esa amistad colgó toda una red clientelar que ha hecho mucho daño al derecho de los madrileños a tener un canal de televisión profesional , ética y económicamente  autosuficiente.
Entonces la despolitización no es buena porque no estén los de derechas o los de izquierdas, sino porque se garantice la libertad de informar respetando el texto del redactor y la imagen del cámara. Esto es el pluralismo, el que empieza en casa, en cada gesto, en cada línea que se escribe y en cada plano que se filma sin intromisiones. El pluralismo no son las cuotas de profesionales o de minutos de emisión que le corresponden a cada formación.

Telemadrid tiene la oportunidad de exportar conquistas y ejemplos de libertad de expresión. Hasta ahora la cadena pública madrileña  popularizó términos como la “redacción paralela”, que fue la primera fase de sustitución de profesionales antes de su expulsión, que luego fueron aplicándose en otras televisiones públicas.

Luis Santos